sábado, 11 de enero de 2014

Sara ejemplo vivo de desespero

No te heredara este, sino un hijo tuyo será el que te herede” (Génesis 15-4)

Cuando Dios le hizo la promesa Abram de que seria padre, no le dio fecha ni hora, él quería saber si verdaderamente tenia toda su confianza puesta en él; sin importar el tiempo que pasara.
 Sara esposa de Abram era estéril, pero aun así él la amaba mucho.
Cuando Sara supo de la promesa que Dios había hecho para  Abram, ella al principio dudo, porque ella sabia que era estéril y antes sus ojos era algo imposible. Pero luego creyó, y nació en ella una esperanza.
Al ver que transcurrían los años y ya estaba envejeciendo, y aun la promesa de Dios no se cumplía, fue movida por la angustia y un desespero que la llevo a tomar una actitud equivocada.
Sara tomo Agar su sierva y la dio por mujer a su marido Abram. (Génesis 16-4) la cual concibió un hijo de Abram, esto tuvo consecuencias muy graves para Sara y le trajo sufrimiento, un trago muy amargo para ella, después de tener una buena sierva, se gano una rival, y la culpa fue de ella  porque no supo esperar en Dios.
Y cuantas no son las mujeres hoy en día se apresuran a tomar decisiones equivocadas, en muchos aspectos de sus vidas.
No esperan en las promesas que Dios tiene para ellas y por esta causa llevan una vida de sufrimiento, pasan hacer mujeres frustradas y heridas por un desespero.
Mujer, Dios tiene para ti cosas muy grandes, promesas infinitas, solo tienes que saber esperar y no dudar .
“Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23-19) . No cometas el mismo error que Sara, ve a delante y espera en la grandeza de Dios.





Verónica de Ramirez
                                                  



                                                                                                     Dios te honre 







           

miércoles, 8 de enero de 2014

La vida de la mujer de Dios



La vida de la mujer de Dios esta basada en su fe y no solo en su apariencia física, o en su desempeño dentro o fuera del hogar como madre, esposa, compañera, etc. Sino también en su relación directa con su Salvador, son muchas las luchas que se presentan día tras día, mas con la fortaleza de Dios y nuestra mirada puesta en El; es que podemos enfrentarlas.

 Cuando decidimos seguir a Jesús estamos dando la espalda  aquello que agrada al mundo, y muchas veces sentimos que todo está en nuestra contra, pero al mirar hacia Dios nos damos cuenta que realmente vale la pena permanecer y ser firmes en la decisión de estar con el Señor. Solo la persona que se entrega de corazón a Él  sabe lo maravilloso que es estar en su presencia.

No hay que negar que tomando este camino, vendrán aquellas tempestades en nuestra vida que nos afligen nos abaten y nos sirve también como fortalecimiento espiritual, para poder vencer hay que luchar no con la fuerza del brazo, sino con las armas que el Señor nos pone a su disposición. (Efesios 6.10-20)
 La mujer de Dios hace de sus debilidades grandes fortalezas, aunque en el momento en que ella menos espera venga esa fuerte tempestad, es allí en donde se aferra mas a Dios y continua batallando, nada puede separarla de su amado y precioso tesoro llamado Jesús. “¿Quien nos separara de amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas al matadero.” (Romanos 8. 35).

Ciertamente para muchas es más fácil desistir o tomar una decisión que puede traerle consecuencias perjudiciales en su vida, abandonar la fe y olvidarse de todo puede sonar sencillo pero a la verdad no lo es, cuando las cosas comienzan a empeorar se dan cuenta de que no era la solución.
Es por eso que la vida de la mujer de Dios es diferente a las del resto, porque ella siempre en primer lugar recurre a buscar la solución cierta y que no falla su único y verdadero Señor. Sabe en donde está su fe no hay necesidad de que nadie le diga lo que debe hacer para enfrentar esa situación. No vive con la fe; sino por la fe eso es lo que la hace verdadera y ejemplar.
Hay que saber que sin Dios no se logra nada, el mundo ofrece cosas pasajeras y momentáneas, que solo por un rato sacian los gustos de cada quien; pero estando con él Dios vivo y poderoso logramos conquistar lo que muchas personas desprecian y que no se compra ni se vende, sino se gana con la fidelidad en todo momento, es la salvación de nuestra alma. La mujer de Dios  se preocupa por guardar su corazón y el de los demás con amor y dedicación da de sí lo mejor en todo.
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.
Dios les de su bendición

Verónica de Ramírez